Centroamérica se ha convertido en los últimos años, en la “apuesta” de muchos inversionistas a sabiendas que los mercados europeos y de Norteamérica no vislumbran atractivos crecimientos para los próximos meses o incluso años.
Diversos líderes centroamericanos en una reciente cumbre en la que se reunieron con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy. (Foto: Archivo).
Mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un crecimiento promedio en dichas regiones nórdicas de un 3,2%, el istmo conformado por más de 45 millones de personas, estaría creciendo cercano al 4%.
Sus países miembros muestran un futuro económico ligeramente por encima del resto de sus competidores en la región de Latinoamérica. Panamá con un 7% lidera la lista en crecimiento económico seguido de Nicaragua (5%) y Guatemala (4%). Un poco más conservador se encuentra Costa Rica con un 3,2% y muy cercano se sitúa Honduras proyectando un 3%. El Salvador será el país de menor crecimiento alcanzando posiblemente un 2,5% de variación interanual.
Y es que los atractivos del istmo centroamericano empiezan a tomar importancia cuando se vive un proceso de transformación político, económico y cultural al reafirmarse las intenciones de los estados centroamericanos a un fuerte proceso de integración.
El nacimiento de la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA) en 1951 con la firma del Tratado de San Salvador, marca un nuevo camino en las sendas de la integración de Centroamérica. Desgraciadamente, el proceso no pudo acelerarse debido a conflictos internos entre diferentes estados de Centroamérica. El proceso tendría que esperar hasta 1991 con el nacimiento del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), ya con un nuevo marco legal y resuelto los conflictos internos.
Esta última tiene por objetivo fundamental alcanzar la integración de Centroamérica para constituirla en una región de paz, libertad, democracia y desarrollo. Para ello, el SICA debe plantearse los siguientes objetivos como metas a cumplir en un corto plazo: Consolidar democracias, seguridad regional, bienestar social y por supuesto, justicia económica y el fortalecimiento del sistema financiero de la región.
Hablando en términos financieros, es destacable mencionar que la economía de América Central, está basada principalmente en la agricultura, el turismo y algunas industrias pequeñas. Guatemala tiene el PIB más alto de la región, seguido por Panamá, Costa Rica y El Salvador. Por otro lado, Los principales destinos de exportación son Estados Unidos, Europa, y entre los mismos países de la región. Sus principales importaciones provienen de los países de la región, América del Norte (Estados Unidos y México) y de América del Sur (Brasil, Colombia, Venezuela y Argentina). El Canal de Panamá es la conexión de América Central con el resto mundo, y la principal vía de comunicación para el comercio con prácticamente todo el mundo. Su comercio internacional alcanza unos US$100.000 millones.
La región posee grandes retos para los próximos años, pues cada uno de los países estará “enfocando sus baterías” para que sus bases productivas sean mucho más atractivas para catapultar sus finanzas internacionales. Por lo tanto, se debe entender y analizar las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas (por sus siglas FODA) para poder plasmar la dirección estratégica del istmo centroamericano.
Fortalezas: la región muestra un ejemplo a seguir a nivel mundial desde el punto de vista de integración. El 70% del comercio de sus
países se hacen a través de ellos mismos. Sus productos tienen el beneficio de circular dentro de la región sin ningún tipo de arancel. El idioma castellano es común para todos y facilita muchos diálogos inter-países. La habilidad de conectarse con ambos océanos mantiene una ventaja competitiva frente a otras naciones en Latinoamérica. La región es de fácil acceso y trasladarse dentro de ella no superará un vuelo de más de una hora y media en avión.
Prácticamente la diversidad de ecosistemas que existen en la región hacen que se convierta en un gran atractivo turístico. La cercanía a sus principales clientes comerciales como la virginidad de sus tierras también convierten al Istmo en un “captador” de inversionistas para hacer mucho más fértiles sus tierras. La estable inflación y tipo de cambio que mues
tran sus integrantes en estos momentos. No refleja altibajos políticos importantes ni posibles restricciones o amenazas a la inversión privada en la mayoría de los países. La gran cantidad de recursos naturales y la estabilidad climática (época de lluvia y seca) mejoran siempre el atractivo de la región.
Debilidades: Como toda empresa, el congl
omerado de países posee varios ‘talones de Aquiles’ que podrían ir mejorando con el paso de los años. Los países no son muy unidos a la hora de tomar decisiones y tienden a caer en egoísmos personales alejándose del objetivo general de la integración. Esta misma también carece de seguridad jurídica a lo largo de los países pues la principal garantía de certeza en un orden jurídico comunitario es un órgano jurisdiccional fuerte que resuelva todos los
conflictos a través de la interpretación armónica de la normativa plasmada, pero no existe hasta el momento. A su vez, existen brechas importantes entre lo social y el ritmo de desarrollo que quieren tener los individuos. El acelerado Panamá va muy por encima de lo que puede ir El Salvador. Las decisiones burocráticas de Costa Rica comparadas co
n el autoritarismo de Nicaragua, parecen ir en sentido contrario. Y por último, es la enfermedad común de la violencia y el narcotráfico, que cada día se vuelven más poderosos frente a los indefensos gobiernos de turno en cada país.
Oportunidades: El Istmo está sumerg
ido en un proceso de globalización que se ha iniciado desde los años 80’s. El alcance de sus negocios puede llegar a ser, con creces, muchísimo mayor al actual comercio que posee. El continente europeo y el africano son los mayores retos para colocar productos centroamericanos, pues los costos de producción son muy competitivos. La búsqueda de tratados bilaterales o de libre comercio con economías emergentes podría fortalecer la proveeduría de productos para todos los involucrados. Como también, la negociación de forma “gr
upal” siempre será mucho mayor que de forma “individual”. El aprovechamiento de los canales interoceánicos de Panamá y, próximamente, el de Nicaragua, podrán dinamizar aún más el comercio de reexportación de dichos países; traduciéndose más adelante, en creación de empleos y beneficio social a sus individuos.
Amenazas: Lamentablemente hay otros países o bloques económicos que se mueven mucho más rápido que el istmo centroamericano. El gran crecimiento económico de India y China, sumado al musculo de estos países
en temas de proveeduría mundial, podrían bloquear las aperturas comerciales del SICA. Por otro lado, los cambios drásticos en la economía europea estarían afectando fuertemente el intercambio comercial con los países centroamericanos. El desarrollo de economías emergentes como Colombia y Chile, también entorpecerían las relaciones de negocios del SICA. A su vez, las regulaciones que sean impuestas por entes mundiales contra el narcotráfico y el lavado de dinero, harían que los países de Centroamérica sean vistos “de reojo” y no sean considerados en primer lugar para iniciar una relación de negocios.
Si los países de la región quieren dar ese paso tan importante hacia la apertura comercial, primero deben de empezar por ellos mism
os. Las oportunidades de negocios están “a la vuelta de la esquina” pero es necesario que sus individuos quieran hacerlo. Para ello, hay que estar muy consciente del objetivo primordial que es la mejoría del bienestar social y económico de la región. Se debe pensar como bloque económico y no, como países egoístas que quieran hacer negocios por separado. Por algo existe el refrán: “En la unión está la fuerza”, siendo esta vez, el impulso comercial y económico de la región.
Por: Daniel Suchar Zomer*
Analista Económico. Profesor Universitario.
Fuente: Estrategia y Negocios